En mi largo trasegar y estudiar el Liderazgo, he llegado a la conclusión que en el consciente colectivo, el líder es el que va adelante, el que orienta, muestra el norte, ayuda y apoya, toma decisiones, inspira con su ejemplo, moviliza los recursos y libera el potencial de su gente para descubrir y desarrollar nuevos líderes, como él o en muchos casos mejores que él.
Es decir, el líder es fundamental para el funcionamiento del equipo y es una pieza clave en éxito o fracaso del mismo, así como en el desarrollo de las personas que fungen como sus seguidores, en el hogar siempre el papá o la mamá (en algunos casos ambos) son esa figura relevante, ese ejemplo a seguir y son los encargados de librar todo nuestro potencial, en el trabajo son nuestros jefes y en algunas ocasiones, si el jefe no asume ese rol, aparece la figura de un colega que toma sus funciones y es la persona que moviliza la masa para que las cosas pasen, para bien o algunas veces para mal.
Todos necesitamos un líder, un guía, alguien que desde su experiencia, su conocimiento, ejemplo y sabiduría guié e ilumine nuestro camino, nos de consejo y nos ayude a afrentar las circunstancias a resolver en el día de nuestro trabajo, una persona que arrastre al grupo hacia el éxito y que con su presencia y carisma ayude a mantener encendida la llama de la motivación en cada uno de sus seguidores.
El éxito de su rol radica en la presencia y en el manejo adecuado y asertivo de las relaciones, no solo con su equipo, sino con sus pares y con su líder también, pues es en ese manejo de la relaciones, de las buenas relaciones, donde se da su valor, todos seguro alguna vez hemos tenido o hemos visto un jefe que no se la llevaba bien con nadie, que hablaba a las espaldas de sus colegas, que maldecía de las decisiones de su jefe todo el tiempo o que para rematar nunca tenía unas palabras de aliento o reconocimiento para con su equipo, son esos Líderes Tóxicos de los que escribimos hace algún tiempo, que se jactan de los logros de lo demás como si fueran suyos, presentan las ideas de su equipo como algo que se le ocurrió y lo único que logran fuera de congraciarse con su jefe es dividir y generar caos y discordia en la organización.
El verdadero líder convoca, moviliza, alienta, muestra el camino, apoya, comunica, da ejemplo, es parte de la solución, reconoce y celebra con su equipo, está en los logros y en los fracasos, enseña, corrige y libera el potencial de su gente. No es una tarea sencilla, pero vale la pena por las satisfacciones que trae cuando ves el resultado en el desarrollo de la gente, en la consecución de los objetivos y en el legado que dejas cuando te vas o cambias de equipo.
Todos tenemos ejemplos a seguir, los padres y hermanos mayores, aquel profesor que marcó nuestra vida para bien, el primer jefe que creyó en nosotros o el último que con su ejemplo nos mostró lo que se debe y no se debe hacer cuando de liderar personas se trata.
Tomando uno de los ejercicios planteados por Covey en sus hábitos de efectividad, imagina que estás en un funeral y a medida que vas adentrándote en la sala hacia el ataúd donde reposan los restos del fallecido, ves a tu paso muchas personas conocidas por ti, amigos, compañeros, familia y aquellas personas a las que en algún momento de tu vida has tenido que liderar, todos están tristes y abatidos por la perdida de esa persona en cuyo funeral están, y cuando te acercas al féretro y miras dentro te das cuenta que esa persona que descansa en paz eres tu... aunque suena muy fuerte el ejercicio, lo valioso son las preguntas: ¿Cómo quisieras ser recordado?, ¿Que quisieras que esas personas dijeran de ti?, ¿Cuál fue tu legado hacia ellos, especialmente y para este caso, a tus seguidores?
Este ejercicio te dará una luz para valorar lo que estás haciendo hoy como líder y lo que deberías seguir haciendo de ahora en adelante, piensa en tu legado, en lo que puedes enseñar y dejar como aprendizaje a los demás.
En mi vida siempre he tenido una frase que ha guiado mis actuaciones y que seguro me ha evitado más de un error, aunque habré cometido muchos por no aplicarla, las personas que han trabajado conmigo lo podrán decir, y esa frase debe ser una filosofía de vida, que si todos la aplicáramos, nuestra experiencia de vida y nuestras relaciones con los demás, serían muy diferentes: "No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti"
El Liderazgo es un rol, un estilo de vida y ante todo una gran responsabilidad, muchas veces llegamos a ella por que la buscamos y la deseamos desesperadamente, otra porque la vida nos pone ese reto sin buscarlo y en otras ocasiones por que simplemente "nos toca" sin quererlo ni estar preparados para ello, no importa la razón, no importa la cantidad o calidad de los cursos en los que participemos, los libros que leamos y las conferencias que escuchemos, si mi Actitud no cambia para ser un Gran Líder, nada de eso servirá.
Si eres Líder tu equipo te necesita, más allá del rol tienes el gran reto de hacer que tus seguidores sean siempre mejores que tu y no temas que por eso perderás tu puesto, por el contrario, si lo haces bien también crecerás tu y serás cada vez mejor profesional y mejor líder pero más que nada serás admirado y valorado como una Gran Persona y eso no tiene precio.
Que opinas?
Elkin Darío Botero