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  • Elkin Darío Botero Ramirez

Poder o Agresividad. ¿Cuál es tu estilo?


Antonio es un Gerente exitoso, ha escalado posiciones en la compañía desde su época de vendedor a tiendas de barrio y hoy es el líder de una de las divisiones de negocios más importantes de la compañía, es un “selfmade man”, un hombre hecho a pulso, con esfuerzo, habilidad y conocimiento.

Esas cualidades y su trayectoria lo han cubierto de un halo de respeto entre todos los miembros de su equipo y es una fuente de consulta importante para sus superiores por su capacidad de resolver problemas basado en sus años de experiencia, de hecho, algunos lo tratan jocosamente como “El Oráculo”.

Pero Antonio tiene su talón de Aquiles, su Actitud no es la mejor, sobre todo cuando está estresado o bajo mucha presión, que dada su responsabilidad es casi todo el tiempo, muchas veces se vuelve distante, irascible, terco y hasta desalmado en sus decisiones, olvidando un poco sus orígenes y que trata con personas, sin las cuales no estaría donde está, ni tendría las cosas que ha conseguido.

Esa forma de actuar le ha granjeado algunos enemigos silenciosos dentro de su equipo y con sus colegas, pues por el deseo de figurar, de cumplir y de dar respuesta oportuna a los requerimientos de la organización y sus jefes no mide sus palabras, ni la forma como las dice, dejando en el camino, muchas veces, demasiadas quizás, muchas personas ofendidas o maltratadas por la forma como dice las cosas.

Antonio es el mejor ejemplo o más bien contra-ejemplo de lo que debe ser un líder en términos de Asertividad, por más retroalimentación que recibe de su jefe y de algunos colegas cercanos, se escuda en su temperamento fuerte y en decir que si no es así no hay forma de que se hagan las cosas.

Esa agresividad, llamativa para muchos líderes, que creen necesaria en algunos casos, pero insoportable en la mayoría, e inaceptable en cualquier caso, no es una buena herramienta de liderazgo, no es a los golpes que las personas actuamos, un líder que se precie de serlo debe ejercitar y fortalecer cada día, entre muchas otras herramientas la asertividad.

La manera despectiva, altanera y muchas veces, la mayoría de ellas, grosera de hablarle a las personas no es un signo de poder o autoridad, por el contrario, desdibujan todas las buenas acciones del líder, son un pésimo ejemplo para el equipo y una falta de respeto por las personas que nos rodean.

A pesar de que Antonio rara vez utiliza malas palabras, el tono y la forma en que se expresa hacia su equipo en los momentos de estrés o enfado, el lenguaje corporal intrusivo y violento y la forma despectiva como envía los mensajes, lo dejan muy mal parado frente al equipo, que cumple las ordenes, pero más por miedo que por inspiración o respeto.

Para acabar de decorar el cuadro, sus reportes inmediatos, también con personas a cargo, han ido adaptando su comportamiento al ejemplo de Antonio y unas veces por reflejo y otras por desquite han empezado a tratar a sus coequiperos en la misma forma, al punto que se ha vuelto una característica distintiva de la Sub Cultura del área Comercial en la organización, siendo muy difícil para el área de Gestión de Personas encontrar quien quiera una promoción hacia dicha área.

Cuando uno analiza a Antonio y su trayectoria, puede encontrar en su historia muchas explicaciones a su comportamiento agresivo y poco asertivo, uno de ellos, viene de su madre, una persona que, tras el abandono de su esposo, estando Antonio aún muy pequeño, tuvo que afrontar su crianza y la de sus otros hermanos, poniendo poca atención a ello por la falta de tiempo y descargando en los hijos, especialmente en Antonio el mayor, toda su rabia y frustración, herida que al parecer Antonio nunca sanó.

Eso llevó a que pensara que debía ser fuerte (Agresivo mejor) si quería sobrevivir y salir adelante, pues se sentía inferior y culpable de la situación emocional de su madre, esto suena un poco freudiano, pero es la realidad de su vida.

Por otro lado, y ya en la trayectoria profesional, su afán de sobresalir y de demostrar que era mejor que su padre que lo había abandonado, lo llevo a crear una careta de suficiencia y poder que le generó amigos y sobre todo muchos enemigos en su camino hacia la cima, hacia su cima.

Para completar el cuadro, fijó su mirada y tomó el ejemplo de las personas más duras de la organización, que lo formaron de la manera menos ortodoxa y más equivocada, pues creía que si actuaba así podría emular su éxito y a fe que lo consiguió, pero a un alto precio, pues las personas de su equipo trabajaban para él, porque les tocaba no porque los inspirara. Más que respeto, generaba miedo, para darle una mala noticia sobre un negocio perdido, un reclamo o un problema con un cliente, debías pensarlo muy bien, porque la reacción de acción y palabra te dejaba marcado para siempre.

Sin embargo, el creía que, siendo gracioso en los pasillos, haciendo chistes y bromas sobre los miembros del equipo y tratando de generar un ambiente distendido en las reuniones podía inspirar a la gente y ser admirado y querido, pero no era ese el efecto que lograba.

Desafortunadamente la forma como trataba a su equipo, era la misma con la que trataba a sus hijos y la misma que llevó a su esposa a pedirle que se alejara de ella, porque era insoportable vivir con él y lo peor esa era la forma como se trataba a si mismo, sin permitirse un error, creyéndose infalible y exigiéndose más de lo debido.

Con el tiempo llegó a la organización una persona de su estilo, no hecho a pulso como Antonio, pero si agresivo y nada asertivo, que le dio a probar de su misma medicina, era intransigente, autoritario y un déspota en el trato no solo con él, sino con todo el equipo, fue de la única forma que Antonio se vio en el espejo, pudo ver el reflejo de lo que era y de cómo hacía sentir a su gente en cada interacción y recordó un viejo adagio que le expresó alguno de los miembros del equipo cuando lo despidió de la compañía.

“No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti”

Si quieres ser tratado con respeto, si quieres que valoren tu autoridad e inspirar a tu gente a ser extraordinaria, el primero que debes cambiar eres tú, los cambios se logran de adentro hacia afuera y no debemos esperar que la vida a los golpes nos enseñe algo que, como líderes, deberíamos aplicar cada día:

“Cuida y Trata bien a tu Equipo, son ellos quienes logran los Resultados por ti”

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