Procrastinación, esa palabra tan pomposa y hasta difícil de pronunciar, es un mal que nos afecta a la mayoría de las personas, haciendo que el día más ocupado de la semana sea "mañana", pues todo lo vamos aplazando, lo que no nos gusta, lo que no tenemos idea de como hacerlo o que nos da pereza y lo hemos convertido en un hábito, dañino pero hábito.
Es común escuchar en la filosofía popular el viejo adagio de "No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy" y la razón es simple y contundente, nadie sabe que pasará mañana, si tendremos tiempo, si aún será oportuno hacerlo o peor si aún estaremos para hacerlo.
La Vida es un ratico, dice una popular canción, y es completamente cierto, debemos aprovechar cada instante, cada momento maravilloso de la vida y vivirlo a plenitud, la satisfacción que genera el deber cumplido, la tarea bien hecha y a tiempo es una sensación indescriptible, pero somo esclavos del tiempo.
La Agenda que antes era una pesada carga para todas las reuniones, se ha convertido en un articulo de museo, la tenemos a la mano, en el celular, la tableta y el computador, está mas a la mano y menos tiempo tenemos, cruzamos reuniones, no respetamos los tiempos y nos enfrascamos en largas discusiones marcadas por el ego y que no aportan ningún sentido al desarrollo del equipo, de la organización y mucho menos de nosotros mismos.
“Asegúrate de hacer lo Importante antes que se convierta en Urgente”
Realmente no somos buenos manejando prioridades, somos muy buenos trabajando bajo presión, con altas dosis de estrés y cumpliendo con los plazos a como de lugar, pero dejando en el camino una cantidad de energía mal aprovechada, personas resentidas y fracturas en el equipo y todo por no hacer un buen proceso de planeación y de definición de prioridades.
Hemos aprendido todos, en diferentes cursos de liderazgo, las enseñanzas de Covey sobre "Primero lo Primero" y de seguro hemos intentado hacer su matriz de cuadrantes para distinguir lo Importante y lo Urgente del resto de actividades y nos hemos aventurado, llenos de emoción, a definir nuestra agenda según las prioridades de cada uno de los roles, pero la gran mayoría fallamos en el proceso, por falta de tiempo, lo que suena irónico...
No tengo tiempo para planear, priorizar y hacer un mejor uso de mi tiempo, Como bien dice Covey en su libro, pasamos tan ocupados manejando nuestro coche (vida) que no tenemos tiempo de parar a cargar gasolina y así es nuestra vida y así pasamos el tiempo, llenos de tareas, de cosas pendientes y de temas urgentes por atender, que se volvieron urgentes y prioritarios, por no haberlos atendido cuando teníamos el tiempo para hacerlo y decidimos... Dejarlos para Mañana...
Pero debemos poner el freno, debemos hacer un alto en nuestra agitada vida y poner orden, de lo contrario nuestra productividad se verá cada vez más afectada, llevándose por delante nuestra imagen y prestigio, porque en la medida que empezamos a incumplir, quedar mal, hacerle perder el tiempo a los demás y a dar señales de desorden y falta de atención de los temas importantes, estaremos reflejando y dando ejemplo de lo que no queremos ser.
La idea es administrar mejor nuestro tiempo, quitarle un poco de velocidad a las cosas que nos encantan y a las que exigen mas de nosotros para hacerlas bien y no estar dejando todo a medias o aplazando cosas importantes todo el tiempo.
Un Líder Efectivo e Inspirador, debe ser ejemplo para su equipo en buenos hábitos de trabajo, de desempeño y de vida, ese es el reto.